Las emociones dependen de entorno y perspectiva, yuxtapuestas una con la otra, amalgamadas con saliva.
Debería poder dibujarte con letras pues te amo o te ame; me lo recuerda el mismo tiempo.
Te dibujaría con finas líneas las comisuras de tus labios y las extendería suaves como el sabor a tus labios pequeños. Separados un poco por la tentación de besarlos. Luego, pintaría tu pelo. No totalmente negro como lo recuerdo, sino que intentaría ponerle luz con mis manos sobre ellos. Además los peinaría con un leve viento. Tus ojos estarían viendo a la izquierda un poco, para ponerme celoso e intentar atraparlos con un toque de música lenta. Tu nariz sería cálida y tus mejillas claras como mañanas sin gestos. Tus hombros desnudos me servirían para alcanzar el cielo, colaboraría tu cuello frágil y le seguirían entonces los demás colores para terminar tu cuerpo en las sábanas de tu cama.
Terminaría enmarcando tu pintura completa con un baile entre las olas, descubriéndote al soy hoy, sintiendo la brisa cómplice de tu figura fresca.
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